La renuncia silenciosa, un problema que se extiende cada día más en las empresas.
Por PEDRO SOLÓRZANO
¿Qué es la Renuncia Silenciosa o ‘quiet quitting’?
Cuando un empleado renuncia silenciosamente a su cargo, esencialmente se retira de su trabajo de una manera que no implica una renuncia formal. Este auto-despido se basa en ir poco a poco haciendo lo mínimo o ir asumiendo menos responsabilidades de las acordadas, tomándose el trabajo como una carga. Es importante tener en cuenta que este tipo de renuncia no significa que un empleado vaya a dejar su trabajo, como pasa con la gran renuncia, sino que ya no está coprometido con su trabajo de la misma manera que lo había hecho anteriormente.
Cómo se produce la renuncia silenciosa en el trabajo: Un proceso de descompromiso
Si alguna vez te has sentido desanimado o indiferente con respecto a tu trabajo, no estás solo. Este fenómeno se conoce como renunica silenciosa o quiet quitting, un proceso gradual de abandono e indiferencia hacia el trabajo. Es algo que muchos de nosotros experimentamos en algún momento de nuestra vida profesional, y es algo que puede ser difícil de detectar y entender.
Al principio, cuando comenzamos un nuevo trabajo o empresa, generalmente estamos entusiasmados y llenos de energía lo que nos lleva a «darlo todo». Las personas tenemos tres necesidades: sentirnos realizados, apreciados y saber que nuestras contribuciones están marcando la diferencia. Es posible que estas expectativas no siempre se cumplan, lo que lleva a un desacuerdo entre lo que esperamos y lo que la empresa espera de nosotros. Esto puede hacer que bajemos los brazos y ya no demos lo mejor de nosotros, lo que resulta en una atmósfera de infelicidad.
El choque entre nuestras expectativas y las de la empresa puede deberse a diversas causas. Nuestros valores pueden no alinearse con los de la empresa, nuestras sugerencias y aportaciones pueden no ser aceptadas, puede haber una falta de entendimiento y que nuestras expectativas puedan ser demasiado altas. En estas situaciones, podemos sentirnos decepcionados o engañados. Quizás entonces elijamos el enfoque equivocado que es asumir que si dejamos de trabajar duro, nuestro jefe y compañeros de trabajo reconocerán nuestro valor. Esto nos lleva a no tomar la iniciativa y dejar de proponer ideas. A aceptar lo que nos digan (sea el jefe, u otros trabajadores) aunque no estemos de acuerdo. Con ello cambia la actitud. Si llegaba puntual, empieza a llegar tarde o a faltar. Si antes apoyaba a los demás, ahora se dedica sólo a lo suyo. Se vuelve más distraído, hace lo justo, se aísla y trabaja el piloto automático. Todos los extras han desparecido y afecta también a la vida personal. Nuestra productividad está por los suelos en nuestro puesto de trabajo lo que afecta a nuestra salud mental. Si la empresa no nos despide entonces entramos en el bucle y en ir bajando al pozo de sentir que no «servimos para nada».
¿Por qué deberías temer la renuncia silenciosa en tu empresa?
La renuncia silenciosa puede ser un proceso difícil de abordar o notar, tanto para los empleadores como para los trabajadores. Para los empleadores, puede ser difícil detectar los signos de la desconexión gradual de una persona de su trabajo y más con el teletrabajo. Es importante tener en cuenta que la falta de entusiasmo o motivación entre el personal a menudo puede ser una señal de que alguien está comenzando a renunciar en silencio. Los empleadores también deben estar atentos a los empleados que comienzan a asumir menos responsabilidades o que se aíslan cada vez más de sus colegas.
Causas de la renuncia silenciosa
Una de las principales causas de la renuncia silenciosa es el despido interior. Este fenómeno se refiere a la situación en la que un trabajador se siente desmotivado, desvalorizado y sin perspectivas de futuro.
Estos sentimientos pueden deberse a la falta de reconocimiento, una carga excesiva de trabajo, el acoso laboral o el mal ambiente en el lugar de trabajo.
Aunque sobre todo por la ausencia de comunicación. Un asunto no resuleto porque hemos decido no hablarlo, hacer cómo si ni no existiera. Puede suceeder que lo hayamos hablado pero no hayamos llegado a una acuerdo así que bajamos brazos. Sin comunicación las relaciones se estancan y se pudren, Estos factores hacen que el empleado decida abandonar la empresa sin previo aviso o lo que es peor, ante la ausencia de perspectivas, que decida quedarse en un proceso de autodespido que culminará con el «suicidio diario», que consiste en decirse a uno mismo «si nadie me quiere, si no valgo, donde voy a ir…» y asi entrar en ese circulo destructivo o bajada a los infiernos, donde se termina en bajas prolongadas por ansiedad o depresión y sus consecuencias tanto para la salud como para nosotros y los demás.
También puede haber otros motivos que impiden a los empleados comunicar su decisión de renunciar, como problemas personales, la falta de confianza en la empresa o el miedo a una reacción violenta. Cualquiera que sea la causa, la renuncia silenciosa es perjudicial tanto para el trabajador como para la empresa.
Qué puedes hacer para evitar la renuncia silenciosa
La buena noticia es que no tiene que ser así. Hay una serie de estrategias que podemos utilizar para mantenernos motivados y comprometidos con nuestro trabajo. La primera es tomar descansos del trabajo. Tomar descansos regulares del trabajo puede ayudar a mantenernos frescos y energizados.
Podemos tomarnos el tiempo para reflexionar sobre nuestro trabajo y asegurarnos de que estamos satisfechos con el progreso que estamos haciendo. También podemos buscar formas de hacer que nuestro trabajo sea más interesante y atractivo. Podemos buscar nuevos desafíos o formas de hacer las cosas de manera diferente. Esto puede ayudar a aumentar nuestro entusiasmo y hacernos sentir más invertidos en nuestro trabajo.
Por último, es importante cuidar de nosotros mismos. Darse tiempo para descansar, hacer ejercicio y relajarse puede ayudarnos a mantenernos enfocados y motivados. El despido interno es un fenómeno común, pero no tiene que ser el final de la historia. Con las estrategias adecuadas, podemos mantenernos motivados y comprometidos con nuestro trabajo. Al tomar descansos regulares, buscar nuevos desafíos y cuidarnos a nosotros mismos, podemos mantenernos entusiasmados e invertidos en nuestro trabajo.
No renuncies a tus sueños, antes que otros te hagan renunciar. Al fin y al cabo tu eres la misma persona que entró en ese puesto y puedes volver a estar comprometido contigo mismo y los demás.