Según Karpman, en las relaciones neuróticas hay personas que asumen el rol de perseguidores, otros de víctimas y otros de salvadores. Luego, entre ellos mismos, se intercambian el papel eternamente, a esto lo llamó el triángulo dramático.
El modelo proveniente del análisis transaccional presenta un esquema de las interacciones humanas tóxicas y destructivas. Este modelo lo podemos ver cuando dos o más personas están en conflicto. En el triángulo dramático de Karpman se plantea la existencia de tres roles básicos: Victima, Perseguidor y Salvador.
VÍCTIMA
El rol de víctima se cumple bajo la influencia del perseguidor o salvador y es el actor principal. La víctima se comporta temerosa o desvalorizado, o se opone con agresión. La víctima transmite un mensaje no verbal del tipo: “pobre de mí”. La persona que juega este rol se ve a sí misma sufriendo o padeciendo una situación, pero no intenta resolverla. La víctima provoca miedo al salvador y culpa al perseguidor. Representa la muerte de un sueño y la experimentación de una perdida.
PERSEGUIDOR
Es el culpable de las desgracias de la victima. El rol de perseguidor se cumple agrediendo con autoridad desmedida, enjuiciando las acciones y sentimientos de los demás. Los perseguidores se comportan de manera que ponen a otros en situación de estar mal o sufrimiento (Victimas). El perseguidor experimenta rabia contenida, desprecio y un deseo de causar daño. Cuando alguien asume el rol de perseguidor, transmite de manera no verbal un mensaje parecido a este: “Yo soy el bueno, tú eres el malo: te vas a enterar”. El perseguidor provoca miedo, pudiendo ser una persona, grupo, situación o condición.
EL SALVADOR
El rol de salvador se cumple sobreprotegiendo de forma que impide que otros lleven a cabo su cometido, deteniendo así su desarrollo y crecimiento. Salvar es ofrecer una ayuda que no es saludable ni oportuna, pero se ofrece para mantener la autoimagen de bondad. El salvador trasmite de manera no verbal un mensaje parecido a este: “Estando yo aquí no tienes que preocuparte de nada, yo lo haré por ti”. Los salvadores suelen hacer algo que no quieren hacer, o bien, hacen más de lo que les corresponde. El salvador provoca culpa o soborno y se preocupa demasiado por los demás. Pueden ser cosas (alcohol, drogas)
Los roles pueden cambiar y alternarse entre sí. No son fijos. Los «actores» pueden ir intercambiando roles a medida que se desarrolla el drama.
Por ejemplo, el triangulo dramático en el cuento del Flautista de Hamelín
- El Flautista comienza como Salvador de la ciudad y Perseguidor de las ratas, luego se convierte en Víctima de la traición del Alcalde Perseguidor (no le paga), y en venganza cambia al Perseguidor de los niños de la ciudad.
- El Alcalde pasa de Víctima (de las ratas), a Salvador (contratando al Flautista), a Perseguidor (traiciona al flautista), a Víctima (sus hijos muertos).
- Los Niños pasan de Víctimas perseguidas (de las ratas) a Víctimas rescatadas, y a Víctimas perseguidas por su Salvador.
Este triángulo dramático constituye una dinámica toxica que refuerza la dependencia, impide desarrollar autonomía y la interdependencia sana basada en el respeto de todos los participantes en la comunicación. Si queremos establecer relaciones interpersonales más saludables y una dinámica de comunicación sana y efectiva, es importante tomar conciencia de la existencia de dicha dinámica y salirnos de ella.
¿Cómo Salir del Drama?
Existe un antídoto para el triángulo dramático y es la dinámica de empoderamiento, también conocida como TED (Dinámica del Empoderamiento), ideada por David Emerald.
El modelo permite que los roles del triángulo del drama se eleven a roles de empoderamiento que impulsan un cambio de mentalidad para eliminar la triangulación y abrir mayores opciones y resultados. Al salir de los roles del triángulo del drama, usted y su equipo pueden tomar el control de sus respuestas, eliminar el drama e impulsar niveles más altos de éxito.
El Salvador se convierte en Coach: el rol del entrenador no intenta rescatar o salvar a nadie, se retiran del triángulo y en su lugar entrena a la persona que está al margen para ayudarla a resolver sus propios desafíos. No intentan arreglar a nadie. Apoyan, ayudan y facilitan la claridad haciendo preguntas.
El Perseguidor se convierte en el Retador: el Perseguidor cambia de rol y en lugar de estar en un lugar de culpar o criticar, ejerce una presión saludable sobre sí mismo o sobre los demás, para desafiar nuevas formas de pensar y generar resultados positivos. Eliminan la triangulación ya que aplican una presión saludable a una situación de uno a uno, por lo que no hay necesidad de que nadie se abalance y juegue a ser Superman.
La Víctima se convierte en el Creador: la víctima cambia de rol por el creador, donde asumen la responsabilidad de sus vidas y dejan de quejarse de lo que les está sucediendo. El creador posee el poder de elegir y responder y se enfoca en los resultados.
Empodérate y empodera a tus líderes y Equipos. Sal del Triángulo Dramático