La experiencia me ha enseñado que cada persona tiene su velocidad de desarrollo, cambio y aprendizaje.
Que pequeños cambios pueden a la larga marcar GRANDES diferencias, que no tiene que haber resultados inmediatos.
Que se puede tardar (sobre todo al principio de la relación de coaching) algunas sesiones en averiguar, definir o clarificar lo que realmente mis clientes necesitan, desean o quieren, pero que si esto se hace bien el avance es luego exponencial.